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RACE DAY EDICIÓN 43

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El 20 de Julio, en Yahuarcocha se dio el Race Day Ecuador, edicion #43. Este evento se llevo a cabo en el Autodromo Yahuarcocha Jose Tobar Tobar, Laguna de Yahuarcocha, 100150, Ibarra, Imbabura, Ibarra-Ecuador Las Normas y los Preceptos del presente reglamento fueron de carácter obligatorio para todos los asistentes y participantes del RACE DAY ECUADOR.

LA CAPA DEL ESTUDIANTE

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Todo comenzó cuando un grupo de estudiantes se preparaban para rendir los últimos exámenes de su año lectivo. Uno de ellos, Juan, estaba muy preocupado por el estado calamitoso en el que se hallaban sus botas y el hecho de no tener suficiente dinero para reemplazarlas. Para él era imposible presentarse a sus exámenes en semejantes fachas; sus compañeros le propusieron vender o empeñar su capa, pero para él eso era imposible. Finalmente, le ofrecieron algunas monedas para aliviar su situación, pero la ayuda tenía un precio; sus amigos le dijeron que para ganárselas debía ir a las doce de la noche al cementerio del El Tejar, llegar hasta la tumba de una mujer que se quitó la vida, y clavar un clavo, Juan aceptó. Casualmente aquella tumba era la de una joven con la que Juan tuvo amores en el pasado y que se quitó la vida a causa de su traición. El joven estaba lleno de remordimientos, pero como necesitaba el dinero, acudió a la cita. Subió por el muro y llegó hasta la tumba

LA CAJA RONCA

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En Ibarra se cuenta de dos grandes amigos, Manuel y Carlos, a los cuales cierto día se les fue encomendado, por don Martín (papá de Carlos), un encargo el cual consistía en que llegasen hasta cierto potrero, sacasen agua de la acequia, y regasen la cementera de papas de la familia, la cual estaba a punto de echarse a perder. Ya en la noche, se les podía encontrar a los dos caminando entre los oscuros callejones, donde a medida que avanzaban, se escuchaba cada vez más intensamente el escalofriante "tararán-tararán". Con los nervios de punta, decidieron ocultarse tras la pared de una casa abandonada, desde donde vivieron una escena que cambiaría sus vidas para siempre...  Unos cuerpos flotantes encapuchados, con velas largas apagadas, cruzaron el lugar llevando una carroza montada por un ser temible de curvos cuernos, afilados dientes de lobo, y unos ojos de serpiente que inquietaban hasta el alma del más valiente. Siguiéndole, se lo podía ver a un individuo de blan

MARÍA ANGULA

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María Angula era una niña alegre y vivaracha, hija de un hacendado de Cayambe. Le encantaban los chismes y se divertía llevando cuentos entre sus amigos para enemistarlos. Por esto la llamaban la metepleitos, la lengua larga o la "carishina" chismosa. Así, María Angula creció 16 años dedicada a fabricar líos con la vida de los vecinos, y nunca se dio tiempo para aprender a organizar la casa y preparar sabrosas comidas. Cuando María Angula se casó, empezaron sus problemas. El primer día Manuel, su marido, le pidió que preparara una sopa de pan con menudencias y María Angula no sabía cómo hacerla. Quemándose las manos con la mecha de manteca y sebo, encendió el carbón y puso sobre él la olla sopera con un poco de agua, sal y color, pero hasta ahí llegó: ¡no sabía qué más hacer! María recordó entonces que en la casa vecina vivía doña Mercedes, una excelente cocinera, y sin pensarlo dos veces corrió hacia ella. Vecinita, ¿usted sabe preparar la sopa de pan

EL CHUZALONGO

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En la región Litoral y Sierra del Ecuador, se cuenta la historia de un duende, o pequeño hombresillo que se escondía en la vegetación del campo y montes. Este personaje causaba temor en las pequeñas poblaciones, y dependiendo del lugar su relato tenía pequeñas variantes pero la descripción coincidía. El “chuzalongo” vive en las montañas; allí se encuentran las pisadas, es del tamaño de un niño de seis años, con el cabello largo, ralo y tieso, del ombligo le sale un miembro como un bejuco de “chuinsa” y su cuerpo está cubierto de escamas de pescado. Para que no “aviente” el aire malo del chuzalongo que causa la muerte, se entra en la montaña, se rompe una rama y se marca; así ya no puede hacer nada. Cuando está marcado, ya no ataca a nadie, es muy juguetón e inquieto y ya no hace nada; pero en cambio tiene un “humor malo”, después de un momento da un “aire fuerte” y le deja cadáver a una persona. Se cuenta que un agricultor tenía sus tierras en lo alto del monte, una noche

LA DAMA TAPADA

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La dama tapada es el personaje principal de esta típica leyenda guayaquileña. Según las historias contadas por varios ciudadanos, los sucesos se presentan alrededor de la media noche y la experiencia es vivida únicamente por hombres mujeriegos que caminan solos por las calles de Guayaquil. Una misteriosa pero irresistible mujer, aparece caminando cerca del solitario caballero. Nadie puede resistir seguir a esta dama, de esbelta figura y cautivadora forma de andar. Aparenta ser una seductora y elegante joven, que está rodeada de una suave y dulce fragancia de jazmines y violetas. Con cada paso el aroma embriaga a su víctima. Los hombres que la ven, pueden observar su hermoso y negro vestido, pero no puede mirar su rostro porque esta tapado por un delicado y oscuro velo. Aunque él quiera acercarse con paso rápido, o mantenga un paso lento y tímido; la distancia entre los dos no cambia. De esta forma la dama consigue que todos los hombres la sigan, sin importarles el camino qu

EL GALLO DE LA CATEDRAL

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Cuando Quito era una ciudad llena de misterios y cuentos, existía un hombre de fuerte carácter, adinerado, muy bohemio y dedicado a la buena vida le tentaban las apuestas, las peleas de gallos, la buena comida, y sobre todo le encantaba la bebida ( mistela) y la graciosa ‘chola’ Mariana, que le robaba más de un suspiro. Este hombre era conocido como don Ramón Ayala y apodado el “buen gallo de barrio”. Asimismo, el personaje se vanagloriaba de sus 40 años de soltería, de su hacienda y de su apellido. Don Ramón desarrollaba su vida con un horario estricto; se levantaba a las 06:00 para luego ponerse el poncho de bayeta y comenzar a desayunar lomo asado, papas, un par de huevos fritos, una taza de chocolate, pan de huevo y el tentador queso de Cayambe. Después de comer como un dios, don Ramón pasaba a la biblioteca y disfrutaba de los recuerdos de sus antepasados. Tras gozar de una hora de siesta, se daba un masaje con agua olorosa y a las 15:00 salía a la calle derro